Cuando alguien dice “manzana”, ¿piensa en los colores rojo, verde o amarillo?
¿Qué hace si un cliente le pide que produzca un color utilizando descripciones que no son lo suficientemente específicas? Vea cómo algo tan aparentemente sencillo como comunicar el color puede determinar el éxito o el fracaso de su programa de color.
Una imagen puede describir mil palabras, pero las palabras por sí solas no pueden describir mil colores.
Las conversaciones sobre el color son moneda corriente. Generalmente empiezan cuando alguien pide un ligero cambio en un color. Que sea más cálido, que se destaque, que tenga un tono más apagado. Probablemente usted haya pasado por esa situación unas cuantas veces. Podría tratarse de una llamada frustrante con una diseñadora que puede imaginar el color que quiere, pero no encuentra las palabras adecuadas para describirlo. O una conversación difícil con impresor, que no ha producido el color que usted creía transmitir.
Las personas propietarias de marcas, diseñadores, proveedores y fabricantes intentan comunicar los colores que esperan de muchas maneras y, con demasiada frecuencia, lo hacen verbalmente. Cada vez que se transmite una descripción de un color, esta puede percibirse y recibirse de forma un poco diferente.
En este clip de la película clásica El Sr. Blandings construye la casa de sus sueños, se muestra que la comunicación del color es un problema que existe desde hace años:
Pantone ha hecho que la industria avance mucho hacia una mejor igualación de colores. Los estándares físicos de color tienen un papel importante en el flujo de trabajo del color. Han aportado un nivel de precisión que las palabras por sí solas nunca podrán alcanzar.
Una pregunta habitual que recibimos es sobre la igualación del color de un mismo producto procedente de diferentes tiradas de producción o de diferentes proveedores de impresión. La pregunta es: “Si envío el mismo color Pantone a ambos proveedores, ¿por qué no coinciden?”.
Hay varias explicaciones posibles de por qué puede ocurrir esto. Y, ciertamente, puede ser muy frustrante, especialmente si ya ha introducido estándares físicos en su flujo de trabajo del color.
Un factor que contribuye a ello es algo llamado “Acumulación de errores”.
La acumulación de errores se produce cuando se utilizan muestras físicas además de evaluaciones visuales para las referencias de medición del color. Cuando mida una muestra física y la compare con otra, habrá pequeñas diferencias entre ambas. Esto es muy parecido a lo que ocurre cuando se hace una copia de una fotocopia. La mejor calidad siempre se obtiene imprimiendo directamente desde el archivo fuente de la computadora. Análogamente, en el caso de la medición del color, obtendrá resultados más precisos si compara el resultado medido con el valor digital original del color deseado.
He aquí una comparación entre distintos métodos:
No tiene por qué ser tan difícil.
El problema de muchos programas de color y calidad de impresión es que se centran en lo incorrecto. En lugar de analizar la causa raíz de los problemas cuando el color sale mal, comienzan a hacer parches. En última instancia, esto hace que se centren en las variables Confidential - Company Proprietary equivocadas. Si no identifica correctamente las causas raíz de los problemas de color, es posible que logre una mejora incremental, pero no obtendrá los resultados que debería.
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